WOW puede significar algo increíble, tal cual el acto mismo de resiliencia. Los dos significados se aplican perfectamente a la misión de las Mujeres del Muro (WOW, por su sigla en inglés, Women Of the Wall), fundada en 1988 para lograr el reconocimiento social y legal de, cómo mujeres, poder para usar los chales de oración (talit), rezar en alta voz y leer la Torá colectivamente en la sección femenina del Kotel.
Treinta años se pasaron desde entonces, y el estado de “romper los muros” de la ultraortodoxia siguen sirviendo de ladrillos en la construcción del movimiento WOW rumbo a un judaísmo ético e igualitario. Anat Hoffman, presidente del movimiento, incrementa a los ladrillos un cemento extra de resiliencia diciendo que “ahora que hemos llegado al reino, luego de años de presión por el mero reconocimiento, el gobierno israelí ha sido forzado a tomar en cuenta la diversidad de voces de la vida judía, y ninguna discusión seria acerca de la libertad religiosa en el Kotel puede darse sin la presencia de las Mujeres del Muro alrededor de la mesa. Hemos llegado al reino “y no nos van a silenciar”.
¿Qué desafíos y resultados de WOW a los próximos años? ¿Cómo las mujeres judías que viven lejos del Kotel puede sumarse a ese movimiento irreversible de WOW? Nuestra newletter ha escuchado el eco y la buena noticia es que hay resonancias!
“La belleza del judaísmo está justo en la posibilidad de crear caminos que se construyen en la contemporaneidad. El fenómeno de empoderarse de las mujeres es universal y no podría ser ajeno al judaísmo. El movimiento de las Mujeres del Muro (Nashot HaKotel) es absolutamente relevante a la sociedad y al mundo. Quería mucho dedicarme a apoyar lo más que pueda yo. Y fue lo que pasó dos años atrás cuando, junto con un grupo de mujeres adultas de Brasil, fuimos allá, algunas por primera vez y otras como en mi caso con la perspectiva de resignificar el bat mitzva. Estábamos juntas con las Mujeres del Kotel haciendo nuestra ceremonia y sintiéndonos insertadas en esa corriente milenaria y espiritual judía.”
Ruth Goldberg, São Paulo
“Tuve la oportunidad de estar con las Nashot HaKotel en dos ocasiones: la primera, en el bat mitzva colectivo de mujeres de América Latina en el Kotel Igualitario (también llamado Kotel Hamishpajot – el muro de las familias); la segunda ocasión, hace poco más de un año, leyendo la Torá en la parte femenina del Kotel Hamaravi. Si en el primer momento pude sentir la fuerza y la energía positiva de ese grupo que empodera a las mujeres a ejercer su religiosidad con libertad, en el segundo, entendí la necesidad del apoyo y fuerza que ellas necesitan para luchar por nuestros derechos a la libertad religiosa en Israel. Anat Hoffman, personaje central del movimiento, es una mujer fuerte, presente e impresionante. Una heroína del mundo real moderno, a quien tengo la máxima admiración.”
Andreia Kulikovsky, São Paulo