25 Kislev – 2 Tevet 5782 | 28 de Novembre – 6 de Diciembre de 2021
Si algo ha mantenido viva a la tradición judía por milenios es su capacidad de adaptarse a nuevos contextos y de dar respuestas a cambios sociales, búsquedas existenciales y procesos vitales a partir de textos ancestrales que son releídos y prácticas antiguas resignificadas y recreadas por los ojos y las manos de cada generación.
Mientras que habitualmente las personas buscan descubrir algo que nadie vio antes: tener una idea innovadora, revolucionaria, el método judío ha ido siempre en sentido contrario. Cuando está frente a nosotros ese momento glorioso en el que algo original se nos ocurre, tomamos el camino inverso. Esto es buscar que alguien lo haya dicho antes, nombrarlo y también indagar en quién se basó este último y en quien lo hizo el anterior, y el previo a éste para sumar una nueva mirada. Es esta cadena de sabiduría y creatividad la que mantiene vivo a un pueblo alrededor de un texto reinterpretado que le da sentido a sus rituales.
Janucá es en muchos sentidos la festividad de los milagros. No de uno sino de muchos. Por un lado la victoria de la fuerza de un pequeño grupo frente a un poderoso ejército opresor, por otro el triunfo del espíritu eterno de Israel en la reinauguración del sagrado vínculo con Dios y el encendido de la luz que simbólicamente representa a la Torá en su sentido más amplio.
Podríamos también encontrar en la misma determinación de haber prendido la llama del candelabro un hecho excepcional. Aún no habiendo a priori suficiente combustible para mantener el fuego hasta conseguir más, igualmente decidieron hacerlo. Se pusieron de acuerdo (un hecho para nada menor viendo nuestra realidad social y comunitaria) y dieron ese primer paso que resultó indispensable para que sucediera lo inesperado.
Me gustaría traer una mirada más, tal vez no tan explorada pero que probablemente responda, dos milenios más tarde, a una realidad con la que nos encontramos hoy a nivel global. Veo un vínculo estrecho entre Janucá y el cuidado del planeta. Nuestra tradición nos trae el principio de respetar y proteger el medio ambiente en una gran cantidad de fuentes, símbolos y tradiciones. Un versículo muy conocido de la Torá nos dice: “no destruirás los árboles” (Deuteronomio 20:19) y por la positiva encontramos la idea de que estamos en este mundo y en esta tierra “leovdá uleshomrá”, para trabajarla y resguardarla (Génesis 2:15). Es una mitzvá, un mandamiento.
¿Y dónde está la relación entre el cuidado de nuestros recursos naturales y Janucá? Generalmente y a partir de la interpretación rabínica, decimos que la vasija de aceite que duró para mantener el fuego por 8 días en vez de 1 (o menos) como calculaban, sucedió por un milagro sobrenatural. Tal vez ocurrió otra cosa: encontraron la manera de extender la vida útil del combustible sin desperdiciarlo como hacían hasta el momento y de esa forma, al desarrollar algún tipo de tecnología de la época pudieron no sólo resolver el problema sino hacerlo ecológicamente.
Hoy frente al cambio climático y a la necesidad de utilizar con sabiduría los recursos del planeta nos vemos en la necesidad urgente de hacer cambios. Algunos de ellos van contra nuestro estilo de vida y los resistimos aún sabiendo lo imprescindible que son. La historia de Janucá hoy nos llama a la responsabilidad. Aquellos macabeos no sólo no dejaron de encender la llama sino que la hicieron más sustentable y nos legaron un mensaje oculto: redescubrir hoy que es fundamental tomar decisiones que cuiden más el planeta. Así como ellos purificaron el santuario profanado y lo rededicaron, hoy nosotros debemos limpiar el nuestro, es decir el mundo en el que habitamos, que en una avidez incontrolable ha sido también vulnerado y contaminado, para poder volver al plan de entregarlo a una nueva generación que lo pueda disfrutar y vivir en él.
Que Janucá nos inspire a traer luz con responsabilidad, que no sólo nos ilumine a nosotros sino que les permita a los hijos de nuestros hijos encender también la suya.
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Rabino Diego Elman
Centro de Espiritualidad Judía Mishkán
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