Simjat Torá | שמחת תורה
22/23 Tishrei 5783
16-18 de Octubre de 2022
Terminar el último libro de la Torá y comenzar nuevamente desde el primero. Un ejercicio sistemático que realizamos cada año. Tradición y… ¿rutina?
Permitámonos un espacio de duda, porque si hay algo que no debería estar asociado con Simjat Torá es la rutina. Nada menos rutinario que recomenzar año tras año el mismo libro con la convicción de que nos volverá a sorprender.
No una, ni dos, ni diez, sino miles de veces.
Finalizar con Vezot habrajá (Y esta es la bendición) para comenzar automáticamente con Bereshit (En el comienzo): dos nombres, dos títulos que nos presentan, a priori, la imagen de una carrera en círculos sin solución de continuidad.
La literatura y el cine abundan en historias donde una persona se ve forzada, casi como una maldición, a repetir un mismo día eternamente. Quienes protagonizan estas historias llegan al borde de la desesperación hasta que comienzan a comprender que la forma de transmutar rutina en crecimiento es aprender cada día un poco más acerca de la realidad que les toca repetir y su papel en ella. ¿Son acaso espectadores pasivos o toman un rol participativo para hacer de esa repetición una realidad cambiante?
Para nosotros la respuesta es clara. Los judíos como pueblo, lo hemos comprendido hace ya milenios. Es en ese ejercicio, individual y colectivo, de leer y releer los textos para hacerlos propios, donde la Torá toma un espacio real en nuestra vida actual, no es la descripción escenográfica de un pasado lejano, sino la base ética de nuestra realidad.
Somos producto de una tradición atípica y cambiante. La mejor prueba es que seguimos encontrando nuevas interpretaciones al mismo libro, a las mismas palabras y al mismo orden de lectura, una y otra vez.
Vivimos y hacemos propias antiguas interpretaciones que, discutiendo desde distintas épocas, nos permiten leer el texto con otros ojos y nos aportan, con cada comentario, un poco más de luz. Con esas luces del pasado como nuevo punto de inicio, en cada repetición nos permitimos desarrollar nuestra propia forma de leer e interpretar la Torá.
La misma existencia de Simjat Torá es una prueba. No nació como una festividad marcada en la Torá. Tuvo su propio desarrollo y terminó convirtiéndose en una de las celebraciones comunitarias de mayor alegría y de mayor cercanía entre la Torá y la gente. Este contacto toma una gran importancia en el desarrollo y la construcción comunitaria. Es la expresión física de un concepto teórico: la Torá no está ni más allá del mar, ni en los cielos. No necesitamos que “alguien” nos la traiga y nos la explique.
“כִּי קָרוֹב אֵלֶיךָ הַדָּבָר מְאֹד, בְּפִיךָ וּבִלְבָבְךָ לַעֲשֹׂתוֹ”
“Porque la palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón para que la conviertas en acción”.
(Devarim 30:14)
Simjat Torá nos llama a involucrarnos activamente para generar esa cercanía. Para tomar las palabras y encontrar el correlato que tienen hoy para nosotros en nuestro tiempo y en nuestro lugar.
El andamiaje de enseñanzas de generaciones de sabios y eruditos que han discutido y peleado por encontrar la respuesta correcta a los interrogantes que nos abre cada lectura, no son una respuesta final y cerrada. Representan una base desde la que podemos ahondar, impulsar y aventurar nuestras propias preguntas y respuestas. Por un lado, para que estos cuestionamientos nos desafíen y por el otro, para que despierten nuevas interpretaciones en próximas generaciones de esta cadena de generaciones de la que orgullosamente formamos parte.
Entonces, al comprender que los nombres de la última parashá de Devarim y la primera de Bereshit no son simplemente dos títulos que marcan un círculo sin fin sino que podemos, juego semántico mediante, entenderlos como una oración, estaremos en condiciones de decir que “Esta es la bendición (Ve zot habrajá): reiniciar nuestro camino de aprendizaje Bereshit (en el comienzo)”.
¡Jag Sameaj!
Rabino Edy Huberman
Director Ejecutivo del Instituto Iberoamericano de Formación Rabínica Reformista
Rabino de la Comunidad Kibutz Galuiot
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