Tu beAv
ט״ו באב
01 al 02 de agosto de 2023
15 de Av 5783
Rabino Rogério Cukierman
El rabino Nehemia Polen, con quien tuve el honor de estudiar, nos enseñó que los sacrificios que se ofrecen en el Templo se pueden comparar con flores u otros regalos que las parejas suelen darse: hay flores para disculparse por algún despiste, hay flores para una ocasión especial, y hay flores para decir simplemente “Pensé en ti durante el día y quería complacerte”. En nuestra vida amorosa tenemos momentos especiales que queremos inmortalizar y recordar con frecuencia, hay momentos en los que fallamos y para los cuales buscamos vías de corrección, pero para la mayoría de las parejas, la mayor parte del tiempo estamos involucrados en el esfuerzo de mantener el fuego encendido, el compañerismo activo, mirando y escuchando atentamente para ver y escuchar al otro y apoyarlo donde esté.
Como en nuestras relaciones sentimentales, la relación del pueblo judío también tuvo momentos de éxtasis, como la entrega de la Torá en el Monte Sinaí y momentos de profunda crisis, como la adoración al Becerro de Oro o la falta de fe del pueblo que seguía la opinión pesimista de la mayoría de los exploradores enviados a investigar la Tierra de Israel. Para recordar estos eventos más dramáticos, tenemos celebraciones (como Shavuot) y fechas más oscuras (como el 17 de Tammuz y Tisha b’Av), dependiendo de la naturaleza del evento que buscamos revivir. La mayoría de los días, sin embargo, buscamos mantener encendida la llama de nuestra relación con lo Divino, de cualquier forma que cada uno de nosotros sienta y defina. Parte de la forma en que la liturgia hace esto es hablando sobre el amor al menos cuatro veces al día: por la mañana, rezamos Ahava Rabbah (“Amor Inmenso”) y por la noche, Ahavat Olam (“Amor Eterno”), ante Shema Israel. Ambos hablan del amor que Dios nos tiene. Inmediatamente después de Shemah, decimos veAhavtá, en el que hablamos sobre el amor que sentimos por Dios. Amor profundo, mutuo y constantemente reafirmado.
Sin embargo, cualquiera que haya estado en una pelea más seria sabe que en estas situaciones, el dolor se instala y, durante algún tiempo, se necesita paciencia para esperar a que pase. Según un midrash, después del episodio en el que diez de los doce exploradores enviados a investigar la tierra de Israel regresaron con relatos pesimistas y convencieron al pueblo de que no podrían conquistar la tierra prometida, Dios se habría sentido tan dolido por el episodio que habría dejado de hablar con Moshé y que esta interrupción en la comunicación continuaría hasta que toda esa generación hubiera muerto. Fue el 15 de Av (Tu b’Av) que se restableció el diálogo entre Dios y Moshé, indicando a todos que las muertes habían terminado y que todos los que aún quedaban con vida podían entrar a la tierra de Israel. Desde entonces, la fecha de Tu b’Av se habría establecido como una fecha feliz en el calendario, aquella en la que recordamos el momento en que logramos superar una de las mayores crisis en la relación del pueblo judío con Dios.
Desde entonces, Tu b’Av se ha convertido en la fecha del calendario judío que habla del amor. Sinceramente, a pesar de que la Mishná afirma que este día es, junto con Yom Kippur, uno de los dos más felices del calendario judío, es una de esas fechas conmemorativas a las que no siempre prestamos atención, de las que encontramos pocas referencias y no sabemos muy bien cómo celebrar.
Vivimos tiempos en los que la fluidez conceptual ha llegado a definir nuestra forma de vida y en los que las palabras han ganado tantas interpretaciones diferentes que muchas veces es difícil saber si todos estamos hablando de las mismas cosas. En este contexto, “amor” es paradójicamente un término que todos estamos seguros de entender lo que significa y que no sabemos si nuestro entendimiento es el mismo que el de otras personas. Tu b’Av es una excelente oportunidad para celebrar el amor y también hablar de él, ampliar nuestros conceptos y entender el punto de vista de quienes piensan diferente.
Estamos también en la recta final de Rosh HaShaná y Iom Kipur, dos semanas antes del comienzo de Elul, el último mes del calendario judío, tradicionalmente dedicado al proceso de jeshbon nefesh, la “cuenta del alma” en la que evaluamos nuestra conducta en el año que llega a su fin. Tu b’Av es una oportunidad para iniciar temprano en este proceso, preguntándonos cuáles son las relaciones que realmente nos importan y en las que estamos pasando por una crisis, para buscar el reencuentro que significó el primer Tu b’Av.
¡Que este Tu b’Av sea una oportunidad de transformación, encuentros y reencuentros, descubrimientos y ampliación de lo ya conocido!
Jag haAhavah Sameaj! ¡Feliz fiesta del amor!