Tashlich (del hebreo, “lanzar”) es una de las costumbres más significativas de Rosh Hashaná. Al reunirnos a la orilla de un río, lago o mar y arrojar migas de pan o pequeñas piedras, simbolizamos el deseo de dejar atrás errores, culpas y cargas que ya no nos pertenecen. Es un gesto sencillo, pero profundamente espiritual: no sustituye la teshuvá (arrepentimiento) ni las oraciones, pero nos ayuda a concretar en el cuerpo y en el corazón el movimiento de comenzar el año más livianos.
En este Rosh Hashaná, el grupo TaMar Porto Alegre, formado por jóvenes judíos reformistas que buscan una vida comunitaria vibrante y llena de conexiones, se reunió para celebrar este ritual. El encuentro fue más que un momento de tradición: fue una oportunidad de vivir el judaísmo de manera significativa, compartiendo experiencias, fortaleciendo lazos y reafirmando el deseo colectivo de construir un futuro con más espiritualidad, solidaridad y vida comunitaria.
Que el ejemplo de TaMar Porto Alegre inspire a otras comunidades y grupos de jóvenes a redescubrir el poder del Tashlich: soltar lo que pesa, abrir espacio para lo que importa y renovar juntos el camino hacia el nuevo año.