En 2019 me llegó una invitación singular: escribir un artículo para una revista árabe sobre el discurso del odio presente en los textos sagrados. El tema en sí mismo me invitaba y, aún con la fecha de entrega muy cercana, escribí un artículo y lo envié, sin tener claro en ese momento quién sería mi interlocutor/lector. Poco después, recibí la confirmación: no solo lo habían aceptado para la publicación como también vino junto una invitación a un panel en la 14th Doha Conference on Interfaith Dialogue.
Yo contaba con muy poca información sobre la organización, pero me dije a mí misma: si leyeron mi artículo, que tiene un estilo provocador, y aún así dieron un paso hacia un mayor acercamiento, sentí cierta tranquilidad y euforia ante la posibilidad de irme a una parte de Oriente Medio que me era desconocida, y por tanto llena de fantasía sobre lo que podía esperar del encuentro.
En el momento del embarque, en marzo de 2020 llegó la noticia del cierre de las fronteras y el consiguiente aplazamiento del evento a una fecha incierta. Pasaron dos años y, finalmente, se reanudó el contacto, renovando la invitación. Mariposas en el estómago es un seudónimo del miedo a lo desconocido, acompañado de una expectativa y un deseo por conocer.
En hebreo, además de la palabra דיאלוג (diálogo), que no es más que la transliteración de su versión griega que conjuga dos palabras – DIÀ (en griego διά = entre, a través) + LÓGOS (en griego λóγος = sentido, razón, palabra) – la expresión en hebreo (Du-Siaj) דּוּ שִׂיחַ, que también se traduce como diálogo, subraya la doble relación entre dos narraciones, dos discursos, dos cursos de ideas que a veces se encuentran, a veces toman distancia.
Pero la experiencia del encuentro me reveló otro aspecto de la palabra que se acerca a otro concepto, que eleva el diálogo a una dimensión: דו קיום. Du-kium, traducido como coexistencia, en lugar de centrarse en las narraciones divergentes de dos discursos, se centra en una existencia que sólo tiene sentido en el encuentro con el otro.
En el conjunto, pero mirando lo micro, me percibí como una minoría dentro de la minoría (la única mujer en una delegación de 9 judíos, siendo la de menor contingente en la reunión). Y en el mismo conjunto, ampliando mi mirada, me sentí parte de una existencia que sólo es posible a través del reconocimiento del otro, del diferente, que es mi semejante.
Un honor ser una voz del judaísmo reformista en América Latina en un foro mundial de religiones. Mucho aprendizaje, que fortalece no sólo mi formación rabínica y mi trabajo orientado hacia una educación judía plural y relevante, sino también mi fe en la humanidad.
Kelita Cohen es psicóloga, doctora en procesos de desarrollo humano, estudiante de rabinato en el Instituto Iberoamericano de Formación Rabínica Reformista (IIFRR) y directora ejecutiva de la Academia Judaica de la CIP.