El Museo Judaico de São Paulo (MUJ), un espacio inaugurado tras veinte años de planificación, resulta de una movilización de la sociedad civil. Además de los cuatro pisos de exposición, los visitantes también tienen acceso a una biblioteca con más de mil libros que se pueden consultar y a una cafetería donde se sirve gastronomía judía.
Ubicado en el antiguo edificio del Templo Beth-El -una de las sinagogas más antiguas de la ciudad-, el espacio se encuentra en la calle Martinho Prado, 128, en el barrio de Bela Vista, y ha pasado por un proceso de restauración, modernización y construcción de un edificio adyacente contemporáneo para recibir finalmente al público.
Con cuatro muestras simultáneas – dos de larga duración, a saber: “La vida judía” -que versa sobre los rituales y el ciclo de vida de los judíos-; y “Judíos en Brasil: historias entretejidas” -que expone las diversas corrientes migratorias de los judíos a Brasil, desde el inicio de la colonización hasta el Brasil republicano-; y dos temporales: “Inquisición y los Cristianos Nuevos en Brasil: 300 años de resistencia”, dedicado a la lucha de los cristianos nuevos por reconstruir sus vidas en el país durante los 300 años de la Inquisición, y “De la letra a la palabra”, que explora la relación entre el arte y la escritura, la imagen y la palabra, a partir del encuentro de 32 artistas fundamentales del arte contemporáneo brasileño. El proyecto está encabezado por el presidente Sergio Simon, el director ejecutivo Felipe Arruda y, como curadora, la investigadora y crítica Ilana Feldman, además del grupo de voluntarios que construyó la institución.