Judío de ascendencia marrana, negro, artista, gay y de centroizquierda. ¿Cómo podría desentonar más de la tradicional comunidad judía de São Paulo? Una comunidad plural, pero que existe sobre toda una base muy parecida, de personas blancas, de clase media y alta, conformada por grupos provenientes de las mismas regiones y que escapaban de los mismos dolores y guerras. Obviamente que no todos son así, pero en gran parte.
Ahora, la historia judía de mi familia se remite a los tiempos de la Inquisición católica y mucha asimilación después, yo, un brasileño nacido de la mezcla de negros, indígenas y blancos, retorné la sangre y el apellido de los míos al pueblo judío, lo que implica muchos choques culturales y étnicos en ese retorno hasta aquí, el primero evidentemente es el color, el de la no representatividad.
Si hiciéramos un censo de cuántos judíos negros y judías negras hay en la comunidad judía de Brasil, ya sea vía conversión o casamientos mixtos o mismo personas negras de ascendencia judía directa, podríamos contar en los dedos sin mucho trabajo con métodos de análisis estadísticos. Si hablamos de la comunidad judía de São Paulo entonces, es todavía más fácil contarnos.
El país con el mayor número de negros en el mundo fuera de África no ve esa realidad presente y representada en diversos lugares. No nos vemos en la tele. Todavía es tímida nuestra participación en campañas publicitarias. Incluso productos específicos para nuestro fenotipo eran solo un sueño hasta pocos años, como un champú o acondicionador para el cabello crespo, por ejemplo. En la comunidad judía no sería distinto, todavía somos poquísimos, insignificantes, pero relevantes en alguna instancia lo suficiente para generar inconformismo en algunas instituciones de la colectividad que ya empezaron esa lucha por el cambio, principalmente en las tnuot y los más jóvenes que quieren hablar cada vez más acerca de la necesidad de diversidad dentro de nuestro pueblo.
En estos tiempos de pandemia, de explosión del movimiento Black Lives Matter, ya tuvimos innúmeras lives con participación de esos pocos judíos y judías negros, lo que nos da un poco de esperanza de que estaremos cada vez más insertados y que nos miren, no más invisibilizados por el racismo estructural que está establecido en todo, aunque esa práctica de invisibilizar, de impedir el acceso, sea inconsciente.
El pueblo judío siempre fue diverso, siempre fuimos extraños para otros pueblos, nómadas y sobre todo, críticos. Nuestra primera revolución está eternizada en el Shemá cuando elegimos tener un único D’os, sabemos que ese D’os, según la Torá nos esparció por el mundo, y en esa diáspora milenaria es que nuestra cara se volvió blanca, negra, roja, amarilla, un arcoíris de colores judíos, todos ellos lindos y todos ellos posibles de representar la riqueza de nuestra fe y de nuestra resistencia.
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Eduardo Barros
Licenciado y estudiante de posgrado en Belas Artes, Eduardo es un artista actuante en la comunidad judía en grupos como Lehakat Carmel de Hebraica de SP, Beiachad (jóvenes de Beth-El) y con el grupo de abogacía del American Jewish Committee – AJC, ACCESS BRASIL.