El lunes 20 de marzo, más de 300 personas se congregaron en el emblemático Templo Libertad de Buenos Aires para participar de “Violins Of Hope”, el proyecto que apela a la música como expresión de vida, memoria y paz.
La actividad fue organizada por Fundación Judaica, Templo Libertad, Museo Judio de Buenos Aires, B’nai B’rith y la Embajada de Alemania
El Rab. Sergio Bergman, Fundador de la Red Judaica y Presidente de la World Union for Progressive Judaism inició la velada con un llamado a la reflexión : “Hemos asumido el compromiso de honrar a los sobrevivientes, estos violines sobreviven pero no sobreviven como testimonio del horror sino a partir del amor que hace trascender lo que la muerte no manda. Nosotros honramos a los sobrevivientes pero hemos decidido no ser sobrevivientes sino testigos…como dice la Torá, ser testigos nos iguala a todos, sin distinción. Somos testigos del horror que ha acontecido en la Shoá pero en la memoria que sigue activa. Que podamos reparar en amor y en esperanza agradeciendo poder emocionarnos y conmovernos pero movernos con la memoria del pasado en un mundo mejor”
Le siguieron con sus mensajes representantes de la B’nai B’rith y la Embajada de Alemania: “Conmemoramos los 70 años de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz con un testimonio cautivante y conmovedor de altísima trascendencia y significado, como una manera de superar el dolor y el trauma que representa la pérdida y transformar el legado en compromiso con la memoria para que nunca más seres humanos cometan atrocidades contra otros seres humanos”
A continuación se proyectó el documental “Violines contra el olvido”, donde se relata cómo violines, violas y cellos, utilizados por la comunidad judía antes del Holocausto y durante la Segunda Guerra Mundial fueron recuperados por los luthiers Amnon y Avshalom Weinstein, padre e hijo. El mismo finalizó con las palabras de Avshalom Weinstein que estuvo presente.
Santiago Kovadloff, filósofo dijo “Seremos la expresión de la música cuando aspiramos a llegar con ella a donde las palabras no pueden llegar . No basta saber tocar el violín para tocar esos violines que quieren volver a hablar , no basta la maestría de nadie para tocar esos violines. Es indispensable encarnar el dolor, la esperanza, la pasión de quienes de quienes lo tuvieron en sus manos
El cierre musical estuvo a cargo de Elías Gurevich, violinista, con Adaggio de la sonata 1 de Bach deleitó con uno de los violines de la esperanza