Shavuot 5781 [Español]

En sus fuentes bíblicas, la fiesta de Shavuot se caracteriza por la temporada del año en la que tiene lugar (50 días después de Pésaj, cuando se realizaba la cosecha de trigo) y por las ofrendas a Dios, ya sean los sacrificios de animales, los panes o los primeros frutos. Salvo el acto de la celebración, como tal, todas las demás dimensiones bíblicas hacían referencia a las prácticas agrícolas en la Tierra de Israel. Tras la Dispersión judía, con varias comunidades fuera de Israel, estos aspectos de la fiesta dejaron de tener relevancia para gran parte del mundo judío.

Aunque no hay ningún pasaje que relacione la fiesta de Shavuot con la entrega de la Torá, tenemos elementos que justifican esta asociación. Como en un trabajo de detectives, hay dos grandes evidencias que apuntan a la entrega de la Torá en Shavuot. En primer lugar, está la cuestión del tiempo: se describe que Shavuot se celebra 50 días después de Pésaj, y aunque no es explícito que estos 50 días se refieran a Pésaj Mitsrayim –la salida real de los hebreos de la tierra de Mitsrayim–, la asociación temporal entre los acontecimientos que dieron lugar a las dos fiestas parece bastante razonable. Según este razonamiento, siete semanas después de la liberación de la esclavitud, a los hebreos les habría ocurrido algo muy significativo, lo que justificaría una fecha central en el calendario hebreo. La segunda evidencia es que en Shavuot, más que en las otras cuatro fiestas descritas en la Torá¹, el pueblo hebreo tenía instrucciones de ofrecer lo mejor de sí mismo en su procesión hacia Jerusalén. ¿Qué podríamos haber recibido en Shavuot que justificase tal generosidad, incluso siglos después?

En la imaginación rabínica, la respuesta era obvia: ¡en Shavuot el pueblo había recibido la Torá! En el desierto, en medio de la inmensidad casi ilimitada que ofrecía aquel entorno, Dios se había revelado una vez más al pueblo hebreo con truenos, relámpagos y una alianza que nos definiría desde entonces, representado por la Torá que allí recibimos.

La palabra “Torá” es lo suficientemente vaga como para que la tradición rabínica pueda divagar sobre lo que, de hecho, se reveló en el Monte Sinaí. En su versión minimalista, Shavuot conmemora la entrega de las Tablas de la Ley con las “Diez Afirmaciones”²; en su versión máxima, Dios habría revelado a Moshé toda la tradición judía, junto con los 24 libros del Tanaj, la Torá Oral, ¡e incluso una innovación dicha por un alumno experimentado a su maestro en el tiempo presente!³

Sin embargo, lo más revolucionario del concepto rabínico de la entrega de la Torá es la forma plural en que este momento crucial de la identidad judía fue entendido y descrito en los midrashim. Según numerosos pasajes de la literatura rabínica, las personas tuvieron múltiples experiencias en el Monte Sinaí y salieron de ese acontecimiento fundacional con una comprensión distinta de lo que se había revelado. Lejá Dodí, por ejemplo, una de las canciones más tradicionales de Cabalat Shabat, afirma en su primera estrofa: שמור וזכור בדיבור אחד, “Shamor veZajor beDibur echad”, “‘Guardar’ y ‘Recordar’ en una misma afirmación”, en referencia a las dos versiones de la instrucción de guardar el Shabat, según se relata en el Ex. 20:8 y en Deut. 5:12. De hecho, el texto bíblico presenta algunas divergencias entre las dos versiones de las Diez Afirmaciones – que se entendían como evidencia de que la Torá había sido Revelada en múltiples voces y que cada alma presente en ese momento había captado distintas combinaciones de dichas voces revelándose.  

Por ello, la diversidad que encontramos hoy en la tradición judía no es un accidente, sino un resultado premeditado de la forma en que Dios ha establecido su alianza con nosotros, dando cabida a que cada persona se relacione con su judaísmo según su capacidad, aptitud, personalidad e intereses. ¡De ahí viene nuestra fuerza! Lejos de ser una solución única, el judaísmo, desde la Revelación en el Monte Sinaí, se asemeja a una orquesta, en la que cada instrumento contribuye de manera distinta a la grandeza del resultado final. ¡Imagínese lo monótona que sería una orquesta de un solo instrumento que tocara siempre la misma versión de la música!

Vivimos hoy en un momento especial de la historia judía, en el que se ha revalorizado la diversidad de perspectivas, en el que segmentos cuyas voces han sido tradicionalmente silenciadas se han ganado su lugar en la mesa, y en el que hay un nuevo impulso para rescatar la creatividad que ha caracterizado nuestra relación con la tradición durante tantos siglos.

Le preguntaron al Kotzker Rebbe por qué Shavuot se llamaba la fiesta de “la entrega de la Torá” y no la fiesta del “recibimiento de la Torá”. Su respuesta fue que la Torá había sido entregada en un tiempo y lugar, pero se la recibía en cada momento en todas partes.⁴ Desde recetas de tartas de queso hasta nuevas lecturas de los textos clásicos, el pueblo judío sólo sale ganando cuando más alumnos sabios aportan a sus maestros sus innovaciones, y así revivimos el momento de la Revelación en el Monte Sinaí, ¡el momento que celebra Shavuot!

¡Jag Matan Torá Saméaj! ¡Feliz Fiesta de la Entrega de la Torá!

Rabino Rogério Cukierman

Congregação Israelita Paulista

  1. Pésaj, Sucot, Iom Kipur e Iom Truá, que vino a ser conocido como Rosh haShaná.
  2. Aunque en español suelen denominarse “Los Diez Mandamientos”, la expresión rabínica en hebreo, עשרת הדיברות, “aséret hadibrót“, se traduce mejor como “Las Diez Afirmaciones”. La expresión bíblica, que aparece en Ex. 34:28, Deut. 4:12, Deut. 10:4, es עשרת הדברים, “asséret hadvarim”, debe traducirse como “Las Diez Cosas” o como “Las Diez Palabras”. De hecho, según la numeración judía, la primera de las diez afirmaciones no contiene ninguna instrucción, ya que trata de la presentación de la autoridad Divina.
  3. Vaikrá Rabá 22:1
  4. Buber, M. (1991). Tales of the Hasidim: Book 2: The Later Masters. New York: Schocken Books. p. 278

 

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