Comienza Elul, un mes muy particular ya que no hay ninguna festividad ni tampoco fechas de recordación, sin embargo es el mes de mayor trabajo espiritual.
A partir del primer día de este mes, es costumbre escuchar cada mañana el sonido del shofar para que nos ayude a despertarnos de lo vivido en este año, tomar conciencia del trabajo del alma que debemos realizar, y así, de esta manera comenzar con nuestra Teshuvá (introspección), el Jeshvon Hanefesh, balance del alma.
Durante Elul, también se realiza Slijot – סליחות – es el plural de Selija que significa perdón en hebreo. El perdón (tanto pedido como concedido) es parte del ritual del inicio que a su vez marca un final de lo que fue, para comenzar con lo que será, y en esta circularidad –tan circular como la luna en que se rige nuestro calendario– siempre hay que comenzar y terminar pudiendo liberar el alma realizando una acción.
Diferentes son las costumbres dentro del mundo judío con respecto a Slijot, la costumbre en las comunidades sefaradíes es la de realizar Slijot a partir del primero de Elul, cada día con la llegada del amanecer.
La costumbre en las comunidades ashkenazíes es la de realizar Slijot al finalizar el shabat previo a Rosh Hashaná a la media noche. El sheliaj tzibur acostumbra a vestirse con el Talit.
La esencia de la ceremonia de Slijot, consiste en el recitado de los trece atributos de la misericordia que se enumeran en el versículo de Éxodo 34:6-7 “Adonai Adonai, el Rajum vejanun…” “Dios compasivo, y Benévolo…”, también durante la ceremonia se pronuncia el Ashamnu, que es la confesión comunitaria, y finaliza con el toque del shofar.
Hoy, Slijot marca la preparación previa a la llegada de unos nuevos Iamim Noraim. Cada vez que inicia un nuevo año llega el tiempo del cambio. Para el ser humano, este cambio, a diferencia de la naturaleza o los animales, exige un acto de voluntad. Cambiar significa poder mirar el interior de nuestro ser, poder pensar en los errores cometidos y preguntarnos, si estamos dispuestos a poder reconocer ese error. Reconocer un error significa volver a empezar y eso es algo que cuesta. Significa poder pedir perdón.
En la noche de Slijot iniciamos el camino hacia el reconocimiento de ese sentido del cambio.
Debemos comprender que el primer trabajo que debemos realizar es el de la Teshuvá: la introspección que nos lleva a reconocernos como personas y poder arrepentirnos, y ya como la misma palabra lo dice también a poder dar Teshuvá (respuesta) por el error o la acción realizada de manera incorrecta.
El Rambam -Maimonides- en las leyes referidas al arrepentimiento enseña que la verdadera Teshuvá consiste en comprender que cuando uno comete un error contra su prójimo, ese error jamás es perdonado hasta que le dé a su prójimo todo lo que le debe y se reconcilie con él. De nada nos sirve iniciar un nuevo año si la Teshuvá personal no nos llevó a poder reparar el error realizado para con un amigo, un familiar o un ser querido.
En nuestros días tenemos un gran desafío tomar conciencia del valor y el sentido que tiene la palabra perdón. De nada sirve decir si el trabajo interior no es realizado. Así como es tan importante poder pedir perdón, un gran trabajo es el de poder y aprender a perdonar.
Con respecto a esto, el Rambam nos enseña que no se puede ser cruel hasta el punto de no aceptar las disculpas, por el contrario, es bueno ser fácil para la reconciliación y que no nos enojemos tan fácilmente.
Que en este 5782 que estamos iniciando nos permita realizar nuestra radiografía del alma el trabajo más difícil de todos poder mirar nuestro interior y poder preguntarnos qué es lo que queremos cambiar, y cuáles son nuestras acciones con las que vamos a continuar trabajando.
¿Ya comenzaste con este trabajo interno? ¿Estas dispuesto a perdonar y pedir perdón?
¡Shana Tova Umetuka!
Que seamos Inscriptos y sellados en el Libro de vida Plena.
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Rab. Adrian Fada
Comunidad NCI- Emanu EL, Escuela Comunitaria Arlene Fern
Judaica Belgrano – Fundación Judaica
Argentina
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