Selijot 5783 | 2023 – Rabino Edy Huberman

 

סליחות

Selijot

Por: Rabino Edy Huberman

 

Con la inminente llegada de Rosh Hashaná y de Iom Kipur, es importante ver y comprender las posibilidades de análisis, arrepentimiento y perdón que nuestra tradición nos presenta.

Desde el inicio del mes de Elul, atravesamos un tiempo de examen de conciencia y reflexión que nos permite prepararnos para la magnitud de los Iamim Noraim. Es durante este tiempo que realizamos las tefilot de Selijot. En hebreo, Selijot se traduce como “perdón” y, además del explícito pedido de perdón por nuestras transgresiones y errores, en estas oraciones se repiten y exaltan los atributos misericordiosos de Dios. Las Selijot son una forma de introspección y arrepentimiento, destinadas a reflexionar sobre las acciones del pasado y a buscar la reconciliación con Dios antes de Iom Kipur, cuando entendemos que los destinos de las personas para el próximo año son sellados. Generalmente se componen de poemas y salmos seleccionados.

El período durante el cual se realizan las Selijot ocurre, para los sefaradim, desde el inicio de Elul. Suelen ser recitadas durante las horas de la madrugada, creando un ambiente de devoción y espiritualidad. Para los ashkenazim, las Selijot ocurren el sábado previo a Rosh Hashaná (siempre que haya al menos cuatro días de diferencia. De no ser así, se realizan al finalizar el shabat anterior).

La liturgia de Selijot incluye versos poéticos y fragmentos del Tanaj, y las distintas comunidades tienen tradiciones y costumbres diversas en cuanto a cómo y cuándo se recitan. Los ejes principales de las tefilot son:  el arrepentimiento, el perdón, la humildad y la búsqueda de la redención. A la vez, se busca establecer una conexión más profunda con nuestra vivencia espiritual. Las Selijot son un recordatorio de la importancia de la autorreflexión y juegan un papel fundamental en la preparación espiritual para los Iamim Noraim.

La pregunta es: ¿necesitamos acaso un ritual especial para analizar nuestro comportamiento y hacer el proceso de “jeshbón hanefesh” y de “teshuvá”? Y, siendo que el proceso es personal y nos corresponde realizarlo de manera individual, ¿por qué lo hacemos en forma comunitaria?

Honestamente, creo que la respuesta nos remite a un valor central de la vida judía. La función de los ritos es integrar y la idea central del judaísmo es esencialmente integradora. El ciclo vital y anual de nuestra tradición no puede ni debe vivirse en soledad. La teshuvá es, sí, “personal e intransferible” pero la adhesión a un ritual colectivo y comunitario y la participación en él contribuye a la cohesión social. Ese traslado de lo individual a lo colectivo, de lo personal a lo comunitario no sólo nos refuerza el pedido de perdón sino, y más importante aún, la importancia de la responsabilidad mutua.

El encuentro, presencial o virtual, y la expresión colectiva son la expresión clara del concepto “Col Israel arevim ze la ze” (todo el pueblo judío es garante el uno por el otro, Talmud Babli, Shevuot 39a). Estamos y nos incluimos en el pedido colectivo porque reconocemos una responsabilidad compartida.

Ese mismo puente entre lo privado y lo colectivo lo vemos reflejado en el asumir nuestra responsabilidad por las palabras y acciones que realizamos y, con la misma relevancia, por los silencios, omisiones e inacciones cuando vemos faltas ajenas. No somos responsables de las acciones que otros llevan a cabo, pero sí de alzar la voz ante una injusticia, para no ser cómplices.

En el Talmud (en este caso en Shevuot 39b) leemos: “Allí, en ese versículo (“Y tropezarán unos con otros” – Vaikrá 26:37), se hace referencia a un caso en el que los demás tuvieron la capacidad de protestar por la transgresión y, sin embargo, no protestaron”. Rambam lo aclara de esta manera: “Todo aquel que podría haber amonestado (a su prójimo) y no lo hizo, termina siendo castigado por el pecado de él, por cuanto podría haberlo reprendido y no lo hizo” (Rambam, Mishné Torá, Hiljot Deot 6).

En síntesis, desde el inicio de Elul hasta Iom Kipur transitamos un período análisis, arrepentimiento y pedido de perdón. Comenzamos y terminamos estos días con las mismas palabras: pidiendo a Dios desde la profunda humildad que refleja un arrepentimiento sincero, que acepte nuestras oraciones y nos dé su perdón. Que nos juzgue por lo individual, pero en un pedido colectivo que refleja nuestra unidad como comunidad y como pueblo.

Espero que podamos conjugar lo personal y lo colectivo, que podamos perdonar y ser perdonados para recibir un año de bendiciones.

Rabino Edy Huberman

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